jueves, 17 de diciembre de 2009

Brack aboga por un compromiso impostergable con la naturaleza

COPENHAGUE. El tiempo se agota. A pocas horas de la recta final de las negociaciones en Copenhague no se han producido progresos significativos en cuanto a compromisos de recortes de emisiones ni sobre financiación en el largo plazo, las piedras angulares de un posible acuerdo mundial para enfrentar el calentamiento del planeta.
Ayer la jornada estuvo sembrada de violencia, caos y desánimo. Los presidentes de Venezuela y Bolivia solo echaron más leña al fuego: trajeron discursos provocadores y vacíos de propuestas realistas.
Por su discurso cargado de ironía y acusaciones dirigidas a los países ricos, Hugo Chávez fue el orador más aplaudido entre la cincuentena de jefes de Estado y ministros de Ambiente que se dirigieron al pleno.
Comenzó llevándose las palmas al expresar su solidaridad con las decenas de activistas que la policía repelió ayer en la mañana de manera violenta cuando intentaban traspasar las rejas levantadas alrededor del Bella Center, un centro de convenciones desbordado por acreditados para la cumbre y al que por razones de seguridad se niega el ingreso a miles de representantes de la sociedad civil desde el martes.
“Si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado”, ironizó Chávez en alusión al dinero que los países ricos destinaron al rescate de entidades financieras, pero que ahora le regatean a la adaptación de los países subdesarrollados a los impactos del cambio climático.
“No cambiemos el clima, cambiemos el sistema”, pidió el presidente venezolano, tras tachar el proceso de negociaciones en el seno de la ONU como antidemocrático y exclusivo.
Evo Morales entonó un discurso en clave similar. “El cambio climático no es esencialmente un tema ambiental o tecnológico, es un problema de modelo de vida. No es una causa sino un efecto que viene del sistema capitalista”, sostuvo y exigió a los países industrializados “pagar la deuda climática”.
RECTA FINALMientras en el plenario se oían discursos altisonantes y vacíos, en otras salas del Bella Center los representantes de los grupos y países clave en las negociaciones (G77 y China, la Coalición Africana, Estados Insulares, la Unión Europea, Estados Unidos) asistían a consultas informales convocadas por la presidencia danesa para intentar acercar posiciones.
Esta práctica le ha costado duras críticas al país anfitrión y en especial a su primer ministro, Lars Rasmussen, quien desde ayer reemplazó a Connie Hedegaard en la dirección de la Conferencia. “No creemos en su neutralidad”, se quejaron varios delegados de países subdesarrollados.
Al final de la tarde Ivo de Boer, jefe de la Secretaría de la ONU para el Cambio Climático, negó los rumores según los cuales las conversaciones estarían bloqueadas o al borde de la parálisis. “Todavía es posible alcanzar el éxito, pero las próximas 24 horas serán cruciales”, sostuvo con un optimismo propio de su función.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en cambio, sorprendió al pedir a los países en desarrollo que cedieran respecto a sus aspiraciones de obtener financiación para enfrentar el calentamiento global en el largo plazo.
El coreano le dijo en la madrugada de ayer al “Financial Times” que no creía indispensable fijar montos en este momento e instó a todas las naciones a firmar un acuerdo de carácter general.
Brack: “Se necesita un compromiso ya”El ministro del Ambiente, Antonio Brack, habló en representación del Perú y del presidente García, que decidió abstenerse de venir a Copenhague. Tomó solo dos minutos más de los 3 concedidos por los organizadores de la conferencia (Chávez peroró 27 minutos).
Fue conciso: “El mundo necesita un compromiso ya. No podemos postergarlo más”. Reiteró la oferta peruana anunciada en Poznan, Polonia, de terminar con la deforestación en el 2020. Para ello se requiere de US$ 350 millones anuales, de los cuales el Gobierno aportará 80. El resto deberá asumirlo la cooperación internacional en el marco de un acuerdo global sobre el clima.
El discurso de Brack pasó desapercibido. Fue uno más de las decenas de discursos que se pronunciaron. ¿El presidente García habría sido capaz de captar la atención y arrancar aplausos de la audiencia? Mantener un perfil bajo, sin duda, contribuyó a que Venezuela y Bolivia se convirtieran en protagonistas.
LA FRASENo podemos apoyar un acuerdo con metas formales y poco ambiciosasANTONIO BRACK. MINISTRO DE AMBIENTE DEL PERÚ