martes, 1 de diciembre de 2009

El agujero en la capa de ozono protege a la Antártida del deshielo

El último estudio del Comité Científico de la Investigación Antártica (SCAR) arrojó que el agujero en la capa de ozono lleva 30 años protegiendo a la Antártida del deshielo producido por el cambio climático.
Hace 25 años el mundo tenía en la mira el recién descubierto agujero en la capa de ozono y había reuniones para frenar su expansión. Ahora los científicos revelan cómo este fenómeno ha sido capaz de crear un escudo que amortigua el impacto del calentamiento global en la Antártida.
El agujero ha intensificado la incidencia de los vientos fríos en torno al continente blanco, en especial en los procedentes del polo sur, los llamados vórtex, y los de poniente contribuyendo al mantenimiento de las temperaturas de la zona. Sin embargo, no todas las regiones se han beneficiado, ya que la Antártida Occidental y la costa más oriental de la Península Antártida, han registrado un aumento “leve” de las temperaturas, en especial en los meses de verano.
El estudio señala que el agujero en la capa de ozono se irá curando a lo largo del presente siglo con lo que la temperatura de la zona podría aumentar en 3 grados centígrados. Además, informaron que la costa más oriental de la península antártica o la más occidental del continente, sí se percibe al adelgazamiento de la superficie helada y que el océano Antártico está experimentando un calentamiento mayor al del resto de los océanos.

Las noches son mías…

Cansado, luego de un extenuante día de trabajo, apenas con fuerzas para comer, espero la llamada de una entrañable amiga de EE.UU, eran las 11.20 horas, y ni bien iniciada la emotiva charla, un par de aviones de manera sucesiva me impiden escuchar sus cálidas palabras de reencuentro por la línea telefónica, en esa instancia, difícil pedirle que repita sus palabras, sin que suene a un tiempo forzado o impostado. Sin duda uno solo debe resignarse. La conversación entre los tres (ella, los aviones y yo) continuo por una hora más. Cansado, me despido, y apunto de lanzarme a la cama , siento venir un avión, ¡no!, otra vez, me decía... Mientras las turbinas de otro avión cerca de la una de la mañana me decían que las noches por ahora eran suyas. Otro si digo, a las 6 a.m., las mañanas también lo son...maldición!
Fuente: Diario de una Noche en Bellavista