lunes, 13 de julio de 2009

Seguro Agropecuario en el Perú

Con la finalidad de cubrir los riesgos catastróficos de cerca de 500 mil hectáreas de áreas de cultivo del país, el Ministerio de Agricultura (Minag) aprobó los mecanismos necesarios para poner en marcha el seguro agropecuario, denominado también Agroprotege, que asciende a un monto cercano a los 250 millones de nuevos soles. Se trata de un seguro especial para los agricultores de todo el país, que podrán realizar sus labores sin más preocupaciones.
En este sentido, el titular del sector, Carlos Leyton Muñoz, explicó que en el caso del seguro catastrófico, el cofinanciamiento del Estado será de 100 por ciento. Si el 50 por ciento o más de los cultivos de un distrito fuera afectado por heladas, inundaciones, terremotos y otros desastres naturales, se activaría la póliza y se otorgaría a cada productor un determinado monto por hectárea, para que recupere la inversión hecha en su siembra. Se proporcionará el seguro, independientemente del estado vegetativo del cultivo, pudiendo ser al inicio o al término de la siembra.
En la primera etapa se ofrecerá la cobertura de riesgo catastrófico a las regiones de Huancavelica, Apurímac y Ayacucho. En estos lugares se otorgarán 500 nuevos soles por hectárea sembrada para todos los cultivos afectados por desastres naturales. Asimismo, las regiones de extrema pobreza, Puno, Cajamarca, Cusco, Huánuco y Pasco, además dispondrán de esta cobertura para los cultivos de papa y maíz, y se les dará 400 nuevos soles por hectárea. Para las demás regiones, la suma asegurada por hectárea será de 300 nuevos soles.
Agroprotege también consta de un segundo tipo de seguro: el agrícola tradicional o de costo de producción, orientado a agricultores de pequeña y mediana producción agrícola y que presentan cierta rentabilidad en sus cultivos; y el seguro Pecuario, dirigido a los productores pecuarios que requieran proteger su ganado bovino, ovino, caprino, porcino, equino, camélidos y aves.
Con la finalidad de acceder a este seguro, los gobiernos regionales deberán presentar las solicitudes respectivas a las compañías del sector que operan en el mercado. Se cree que el programa Agroprotege beneficiará a un millón de agricultores, principalmente, de las zonas más inaccesibles y recónditas del territorio nacional.

La salud y los alimentos transgénicos


Por: Elmer Huerta

Recientemente se discute en el Perú la factibilidad de introducir variedades transgénicas de diversos tipos de plantas en su ecosistema.
Se estima que dicha acción tendría impacto, entre otros, sobre el medio ambiente, la preservación de las reservas agrícolas naturales, la economía de los agricultores, la dependencia a las transnacionales propietarias de las patentes de esas especies vegetales transgénicas, y la salud de los consumidores de los productos transgénicos.
Este comentario solo se refiere al último de ellos: al posible efecto de los productos vegetales transgénicos sobre la salud del ser humano.
Empezamos diciendo que así como se han desarrollado plantas transgénicas, también se han desarrollado animales transgénicos, los cuales hasta este momento no han obtenido licencia para ser puestos a disposición del público. Existe un tipo de salmón transgénico en pleno desarrollo que iría de huevo a animal adulto en año y medio, comparado a los 3 años que necesita un salmón natural...
Este artículo se refiere entonces solo a las plantas transgénicas. Lo primero es definir qué es un animal o planta transgénica. Para entender lo que es transgénico, primero hay que entender qué es el GENOMA.
Los seres vivos, plantas o animales, estamos compuestos por sistemas (digestivo, respiratorio, circulatorio, etc.), órganos (hígado, corazón, cerebro, etc.), tejidos (hepático, sanguíneo, cerebral, etc.) y células (glóbulos blancos, neuronas, células de la piel, etc.).
El concepto es que cada célula tiene en su núcleo un conjunto de corpúsculos llamados cromosomas, los cuales contienen toda la información genética del ser vivo. Los seres humanos tenemos 46 cromosomas, los chimpancés tienen 48, la papa tiene 12 y así por el estilo.
Cada cromosoma está compuesto a su vez por un conjunto de corpúsculos más pequeños llamados GENES, los cuales son las verdaderas unidades informativas. Es decir, los genes son los que determinan el color de los ojos, la predisposición al cáncer o la diabetes, la susceptibilidad de la papa a cierto gusano y así por el estilo.
El proyecto del genoma humano, recientemente concluido, ha revelado que el ser humano tiene entre 20 y 25 mil genes en sus 46 cromosomas. Cada especie tiene un número diferente de genes.
El GENOMA entonces se define como el conjunto de toda la información genética que se encuentra almacenada en los genes de los cromosomas de un ser vivo.
El genoma humano es lo que nos hace humanos; el genoma de un chimpancé es lo que lo hace un chimpancé; el genoma de una bacteria como el Bacilo de Koch es lo que la distingue de otras bacterias como la Salmonella typhi que causa la tifoidea; el genoma de la papa es lo que la distingue de un tomate o una calabaza y así por el estilo.
El genoma es único para cada especie y la naturaleza ha hecho que se desarrollen barreras naturales para que los genomas de diversas especien no se mezclen entre sí.
Desde hace unos 40 años, la ciencia, a través de sus ingenieros genéticos, ha desarrollado métodos para aislar un gen de una especie e insertarlo en el genoma de otra especie completamente diferente para “aprovechar” alguna cualidad de interés determinada por el gen aislado.
Por ejemplo, al insertar genes de bacterias luminiscentes en el genoma de peces ornamentales, se han logrado peces que brillen en la noche...
Un proyecto que felizmente nunca llegó a la mesa del consumidor fue el que insertó el gen responsable de la resistencia al frío de un pez, en el genoma de la planta del tomate. El resultado fue un tomate que no necesitaba refrigeración y podía conservarse por más tiempo…
De este modo se han modificado los genomas de plantas comunes como el maíz, la soya, la papa, el arroz, etc. para cambiar algunas características genéticas de esas plantas; y (en opinión de los que favorecen esta tecnología) puedan lograrse mejores y más abundantes cosechas, las que a su vez podrían aumentar la oferta al público y a la industria de productos de alta calidad.
Hay una bacteria por ejemplo, llamada Bacillus thuringiensis (conocida en el argot científico como Bt) que es capaz de producir en forma natural diversos tipos de toxinas que destruyen muchos insectos.
Si se introduce por ejemplo en el genoma del maíz el gen que produce esa toxina, entonces la nueva planta se convertirá en un maíz resistente a los insectos; pero que contendrá la toxina en sus hojas y mazorcas (ver después el problema que esto causó).
De particular interés para el Perú es que es muy fácil introducir genes de una bacteria llamada Agrobacterium tumefaciens en el genoma de la papa. Esta papa genéticamente modificada por el gen de esa bacteria, tendría mayor resistencia a insectos que destruyen la planta, pero desconociéndose el efecto que tendría el consumo humano de esas papas transgénicas (ver después un problema similar).
Un problema adicional es que, en uno y otro caso; por ser compañías privadas las que venden esas semillas transgénicas, se crea una lógica dependencia del agricultor a las semillas de esa sola empresa; además de que los cultivos normales podrían contaminarse con polen transgénico, perdiéndose poco a poco la calidad natural de las plantas afectadas.
Volviendo al asunto de la salud, a pesar del universal rechazo que existe por este tipo de productos, los efectos negativos que tienen las plantas transgénicas sobre la salud del ser humano no han podido ser documentadas.
Quizá el evento de más trascendencia ocurrió en el año 2000 cuando un tipo de maíz llamado StarLink®, genéticamente modificado precisamente con un gen del Bt para producir la toxina contra insectos Cry9C, fue inadvertidamente introducido en el mercado y consumido por miles de personas. Se imagina, la gente estaba consumiendo sin saberlo, maíz con toxina Cry9C en sus granos!!!
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC), hicieron una exhaustiva investigación del problema, concluyendo que 28 personas habían probablemente desarrollado alergia a ese tipo de maíz. El cuidadoso estudio, que incluyó análisis de anticuerpos sanguíneos en las personas afectadas, concluyó que si bien es cierto ese tipo de maíz no había causado el problema, no descartaban que futuros estudios prueben lo contrario (¿?).
Otro estudio que causo mucha preocupación en el publico ocurrió en 1998, cuando el científico Arpad Pusztai del Instituto de Investigación Rowett en Escocia, (despedido de su trabajo por esta acción) filtró a la prensa, antes de su publicación en una revista científica, los problemas ocasionados en ratas alimentadas con papas transgénicas. Aparentemente esas ratas desarrollaron problemas intestinales y en su sistema de defensa. El caso nunca fue aclarado.
A pesar del temor del público, casi el 45% del maíz y el 85% de la soya que se consume en EE.UU. es transgénica. Millones de personas están consumiendo estos productos sin aparente (repito: aparente) impacto negativo sobe su salud.
Se sabe que mas del 95% de las cosechas de transgénicos se producen en 5 países: EE.UU., Canadá, Argentina, Brasil y China. EE.UU. tiene casi el 70% de la producción mundial.

Este artículo, publicado por el Dr. José Domingo del Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental de la Universidad Rovira y Virgili en España (Science: 9 Junio 2000), resume en su título el estado actual de las cosas: Riesgos Sobre la Salud de los Alimentos Genéticamente Modificados: Muchas Opiniones, Pocos Datos.
Podemos concluir, entonces, que a pesar de que los efectos negativos de las plantas transgénicas sobre la salud del ser humano no han sido claramente demostrados, la preocupación y la desconfianza del público es latente y evidente, sobre todo por la falta de transparencia en el etiquetado de productos alimenticios que contienen productos obtenidos transgénicamente.

Fuente:

Amenaza para la salud: Detectan maíz transgénico en 5 valles de la costa


Por Nelly Luna Amancio
Los alimentos transgénicos están más cerca de lo que creemos: los ingerimos ignorando su naturaleza. Una investigación realizada durante todo el año pasado y alcanzada a fines de mayo último al Ministerio de Agricultura (Minag) revela precisamente que el transgénico de uno de los productos más consumidos en el país —el maíz amarillo duro— se expande silenciosa e ilegalmente en diferentes regiones del Perú, a pesar de que la actual legislación prohíbe el ingreso, producción y comercialización de estos productos.
Durante el 2008 la doctora Antonieta Gutiérrez-Rosati, bióloga del Centro de Investigación en Recursos Genéticos, Biotecnología y Bioseguridad (Cirgebb) de la Universidad Agraria La Molina, recogió y analizó 319 muestras de granos de maíz amarillo duro en cinco regiones del norte y centro del país (Piura, Lambayeque, La Libertad, Áncash y Lima) para verificar la presencia de granos modificados genéticamente.
Las muestras —tomadas de los centros de acopio, cuando el grano está seco y listo para su comercialización— fueron analizadas tres veces y representan no solo a los granos de maíz importados, sino también a los cosechados en esa porción del territorio nacional.
Los resultados son un indicador de lo que podría estar ocurriendo en otros valles. En más de la mitad de las muestras se hallaron granos transgénicos. Pero fue en el valle de Jequetepeque y en Barranca donde se encontró la mayor cantidad de estos: el 60% y 62%, respectivamente. En los otros valles de La Libertad, Chepén y Gallito Ciego también se encontró, aunque en menor porcentaje: 25% y 32%.
El 55% del maíz amarillo duro que se usa en el Perú es importado básicamente de Argentina y EE.UU., y se destina en un 80% a la producción de alimentos balanceados para animales, el resto se usa en la elaboración de productos de consumo humano, tales como cereales, harinas y aceites.
NO HAY CONTROL
Si la producción y la importación de transgénicos están prohibidas, ¿cómo entonces está ingresando este maíz? Y, lo que es aun más preocupante, ¿cómo se estaría cosechando este maíz en suelo peruano? Lo más probable —según Antonieta Gutiérrez-Rosati— es que estos granos no se estén declarando como tales en Aduanas o que estén ingresando ilegalmente por la frontera.
Las hipótesis de cómo estos granos se estarían comercializando en el Perú son varias. Sin embargo, para el Ministerio de Agricultura, no se puede hacer nada mientras no se apruebe el reglamento de bioseguridad.
La ley vigente sobre los riesgos derivados del uso de biotecnología precisa que es el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) —que depende del Ministerio de Agricultura— la entidad responsable de supervisar el ingreso, investigación y comercialización de transgénicos en el país. La ley señala también que su introducción deberá contar con una evaluación previa de riesgos en la salud de las personas y el medio ambiente. Pero el INIA no ha hecho el seguimiento ni la respectiva fiscalización porque también dice que hace falta el reglamento.
Sobre los resultados de la investigación, el INIA lamenta que por la falta del reglamento no pueda realizar acciones de control.
LA PRESENCIA DE MONSANTO
Dos de los tipos de maíz hallados en la investigación (MON863 y MON810) pertenecen a Monsanto, la transnacional estadounidense más importante en la comercialización de semillas. La primera produce una toxina (Cry3Bb1) que protege al grano del gusano de la raíz. En el 2007 un grupo de expertos de la Universidad de Caen (Francia) presentó un estudio que indicaba que las ratas de laboratorio alimentadas con este maíz mostraron signos de toxicidad en el riñón y el hígado. Monsanto rechazó estos argumentos y dijo que las muestras no fueron representativas. Sobre la MON810, también hay discrepancias. El Gobierno Francés —amparado en el principio precautorio— vetó el grano en enero de este año.
LA TRANSNACIONAL REPLICA
Consultado acerca del hallazgo de estos granos transgénicos en el norte del país, el representante de Monsanto en Colombia, Osiris Ocando Brito, respondió: “No conocemos los métodos y el tipo de muestras empleadas en la mencionada evaluación, por lo que es inadecuado emitir una opinión científicamente sólida al respecto. Monsanto es sumamente respetuoso de las normas vigentes en cada país y solo comercializa semillas genéticamente modificadas en aquellos países en los cuales su uso está autorizado, y el Perú no es uno de ellos”.
Fuente : El Comercio 13.07.09